¿MARCAS GENÉRICAS?

Recuerdo de niño a mi madre mandarme a comer un DANONE para merendar y descubrir sin embargo que se trataba de un yoghurt Yoplait, La Lechera u otra marca distinta del mercado. Por aquel entonces habían pocas marcas, pero actualmente y con la inclusión de las marcas blancas la oferta se dispara. Sin embargo y a pesar de todo esto, cuando nos apetece un yoghurt la mayoría de nosotros pide un DANONE y no precisamente porque queremos esa marca, realmente nos da igual, solo queremos un yogourt. Este es es poder de las marcas llamadas en marketing comúnmente genéricas, que han adquirido con los años el prestigio y el valor de marca suficiente para que todo el mundo describa con su nombre el producto de forma común y natural, como si toda la vida se hubiera llamado así.

Otros ejemplos de valor de marca que se me ocurren y que usamos a diario en el lenguaje coloquial son:
La CASERA, para denominar cualquier tipo de gaseosa. O decimos… ¿No tendrás por ahí una ASPIRINA?, cuando nos duele la cabeza, en lugar de pedir ácido acetil salicílico u otra marca menos conocida. Embolvemos los bocadillos el ALBAL y no en papel de aluminio de otra marca. Guardamos la comida en un TAPER, nos sonamos los mocos con KLEENEX. Les ponemos a los niños MERCROMINA en las heridas. Y las mujeres causando tienen la regla se ponen el TAMPAX en lugar del tampón. Mamá ponme un bocadillo de NOCILLA, cuantas veces no era. A mi niño cuando me da la tabarra le doy un CHUPA-CHUPS y si se hace pipí le cambio el DODOTIS. Si quiero pegar algo utilizo CELLO y hacemos los sandwichs con BIMBO aunque sea de Carrefour. Además en la oficina si quiero dejar una nota a alguien uso un POSIT. Y cuando estudiaba me hacían dibujar con los ROTRING y pintar con los FABER CASTELL.